La Cruzada de los niños, ed. El Jinete Azul

La lectura del mediador

Por la complejidad de la obra, se recomienda que la lectura este a cargo de un mayor. Nos sentamos con los estudiantes en ronda y previo a la lectura hacemos un pequeño ejercicio de respiración y relajación para que los niños/as puedan desconcetar de la actividades previas. Para ello es importante que el mediador previamente cree un ambiente idóneo a la lectura.

El diálogo sobre la obra leída

Después de la lectura, se trabajará sobre el contenido del texto. El tutor debe iniciar un diálogo/debate sobre el mismo, para ello planteará una pregunta inicial a partir de la cual los estudiantes puedan continuar interrogando al texto, animándoles, de este modo, a que lo cuestionen y que aprendan a encontrar las respuestas por sí mismos. El tutor asumirá, pues, un rol de mediación, y se encargará de conducir el juego de preguntas y respuestas. Por el contendio textual de esta obra, es importante que el mediador conduzca a los alumnos a un espacio donde puedan observar lo que en ella sucede, a través de preguntas del tipo: y si estuvieras en su lugar?, cómo se protegerián del frio?, cómo ayudarían a los más pequeños? Por qué no aparecen adultos en la obra?, es decir, intentar que desde la emoción que les produzca la obra y la simpatía de los personajes pasen a tomar una posición critica de los sucesos.

Así tienen lugar los primeros pasos en la experiencia del diálogo, en los que el respeto de los turnos de palabra y la escucha atenta de los compañeros entre sí se vuelven elementos fundamentales para una mayor comprensión de la obra.

Tras el contacto inicial, el mediador invitará a los estudiantes a profundizar en el texto para extraer de él las palabras desconocidas. Una vez seleccionadas, les pedirá que piensen posibles significados de esas palabras en función del contexto en que están insertas. Por último, les invitará a buscar el significado de las mismas en el diccionario.

Ejercicios

Alumnos entre 9 y 10 años

El Baile de las palababras”

Cada estudiante elige de la obra una palabra que le haya gustado mucho. Y los invitamos a que nos cuenten algo de ella: lo que ésta significa, a que les recuerda la palabra, sobre su fonética (cómo suena, a qué suena), por que le gusto, etc. Se busca que el niño juegue con su sonido e interprete su significado y la asocie con otras experiencias.

Después, cada alumno señalará, entre las palabras de sus compañeros, aquella que le parece que debe unirse o enlazarse con la suya. De este modo los estudiantes van creando una concatenación de significados, y formando series que serán la base a partir del cual se pueda crear, en grupo, un breve relato. El rol del mediador es de guía, no debe intervenir en las elecciones que los alumnos realicen, solo mediar entre las palabras y los niños.

Este ejercicio sirve para poner de manifiesto que, aunque las palabras tienen autonomía, se llaman las unas a las otras para construir significados nuevos, de forma que tienden a unirse significativamente entre sí.

A partir de este nuevo orden y respetando siempre la union de palabras que realizaron los alumnos, entre todos creamos una historia que surga del significado y de las relaciones establecidas entre ellas.

Competencias: Adquisición de nuevo vocabulario. Competencia en el uso de las palabras. Trabajo en equipo. Competencias de asociación y creación.

Alumnos de entre 11 y 12 años

Una pequeña obra de sonidos y colores”

Una vez terminado el diálogo sobre la obra, los alumnos se dispondrán para preparar un gran collage musicalizado. Un collage es una obra construida a partir de retazos de una o varias obras ya existentes. Armar un collage implica un trabajo de deconstrucción y re-construcción: se deconstruye una totalidad dada para construir una obra nueva a partir de los elementos de la primera, de sus partes recortadas/segmentadas. Esa nueva resultante, tendrá en su materia el decir de la obra anterior pero adquirirá en su disposición (en su puesta en-forma, es su apuesta visual) un nuevo significado que, además – y por tratarse de un producto artístico hecho de partes yuxtapuestas- quedará abierto a múltiples interpretaciones. Esta apertura significativa es el plus que buscamos con este ejercicio que, en contraposición con la obra original que al ser un sistema más estable, un todo coherente, apuntaba a un significado dominante y limitaba la capacidad interpretativa del espectador. Un collage, en cambio, es una obra que posee la capacidad de significarse en múltiples sentidos. Este es un ejercicio de interpretación creativa.

Para lograr este trabajo de deconstrucción-construcción o de interpretación creativa, los alumnos, en primer lugar, deberán : encontrar y aislar de la obra original los personajes, la geografía del cuento y las secuencias narrativas. Después, los alumnos representarán en imágenes los personajes (que pueden adoptar formas simples como manchas de distintos colores, o verse convertidos en dibujos más realistas, por ejemplo, el personaje de la niña que les evoca el sol o la luna y su figuración será un dibujo del sol o la luna), para la geografía del cuento juntarán material con el que representarlo (madera, algodón, telas, pan, etc.) y para las acciones que componen la obra, los estudiantes, pueden elaborar un storyboard, o bien recortar de revistas o periódicos sucesos similares a los que han sucedido en el relato. A partir de todos estos elementos, iremos construyendo un gran mural, donde los niños se sientan totalmente abiertos y libres de ir colocando el material elaborado donde a ellos les parezca y creando, así, un gran collage cuyo origen es una obra que ellos sienten como propia.

La segunda parte de esta actividad exige que los estudiantes identifiquen el ritmo de la obra original, que acelerará o ralentizará su tempo en función de cómo avance la historia. Desde ahí, se les invitará a que ideen una música de fondo, de apertura y/o de cierre, que acompañe a los hechos narrados. Esta pequeña obra sonora deberá ser grabada para después reproducirse junto con el mural.

Como esta actividad trabaja al tiempo con los tonos o tonalidades de la obra (colores) y con sus ritmos (sonidos), los estudiantes tomarán conciencia de la equivalencia que se da entre ambos aspectos y del modo en que éstos se proyectan en el lector. Esto les permitirá experimentar la obra desde un nuevo lugar.

Sería interesante que el trabajo resultante de esta actividad se expusiera en la biblioteca, o en el aula de música o el hall del colegio, para que alumnos de todos los cursos pudieran verlo. Se invitaría a la comunidad escolar a que, además de observar el mural, compartiese su experiencia, anotando en pequeños trozos de papel lo que la obra significa para ellos: de qué trata, qué sugiere, qué historia oculta, etc. Cada espectador introduciría su papelito en una caja preparada para tal fin, de forma que, pasado un tiempo, los autores del mural podrían leerlos en el Taller de lectura y descubrir el juego efectivo de resignificaciones que pusieron en marcha con su intervención sobre los elementos, palabras e imágenes de un texto. Un descubrimiento que es, en realidad, síntoma de un movimiento mayor: el proceso por el cual una obra, al abrirse en diversas interpretaciones en función de la lectura de cada cual, resignifica el mundo del lector y al lector mismo.

Competencias: Expresión oral. Interpretación y adaptación de una obra. Trabajo en equipo. Competencias lingüísticas. Gestión y empleo de los conocimientos previos. Elaboración de la información textual. Adquisición y empleo de conocimientos estratégicos.

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