La instancia del preguntar
Demanda- espera- pregunta- fundamento- distancia- disposición- ahondamiento- la busca- instancia.
¿Qué quiere decir preguntar? La pregunta nos señala aquello que es interrogación y nos habla de una demanda (la urgencia de la pregunta que interroga) que nos señala el quién, el cómo o el qué de la interrogación. La demanda que se da en la acción de la pregunta nos permite habitar el ámbito del no-saber, aquello que aun no fue comprendido y espera ser desvelado . La demanda de la pregunta nos dispone a ver y oír con atención lo dicho, nos invita a una lectura diferente, la demanda nos obliga a estar presentes en eso que que está siendo pensado. En la instancia de la pregunta, en el deseo de saber comprender, hay un querer aprender.
¿La pregunta, entonces, nos interroga? ¿nos pone en peligro, en la desprotección de la imposibilidad o mas bien nos abre la posibilidad de un pensar diferente? La demanda de la pregunta nos dispone y en esta disposición hay un coraje (temple) en tanto que asumimos el riesgo de la pregunta que interroga y nos interroga, en tanto y en cuanto, nos deja temerosos en la des-protección de lo sin fundamento, de la duda, de la incomprensión.
¿La posibilidad es la instancia del preguntar? ¿la instancia del preguntar es la condición de posibilidad de aquel que habla, que dialoga, que escucha y ve? Pregunta!!! Nos demanda la Palabra: ser-siendo en la inquietud, en la duda, en el temor, en la ignorancia, en la incomodidad de no saber. La pregunta nos pone en espera y nos introduce en la cuestión misma por la que interrogamos, nos en camina en diálogo con la memoria de las obras.
Se intenta pensar la cuestión del preguntar sin interrogación o sin representación. Se busca (ir) al paso del pensamiento, es decir, adecuarnos a la manera de un pensar que piensa la cuestión del preguntar, estando en la cuestión misma. El ir al paso como un estar-en-camino porque estamos en el ámbito de la pregunta, en su dominio, por tanto, el ir o dirigirse hacia eso que nos demanda (la seducción que nos toca, induce a mirar y escuchar) es un dejarnos arrebatar por esa fuerza o acción que debe despertar y crear el preguntar mismo. El Sereno aguardar de aquello a lo que el hombre está abocado
Soportar la apertura de la cuestión y comprometemos en esta espera es un modo de prestar atención al ámbito que nos circunda en la apertura del cuestionamiento. Una espera serena en lo abierto de la cuestión puede disponernos a un pensar diferente, un pensar meditativo capaz de rememorar, de enlazar, de recoger aquello que se nos da en la espera misma que busca y cuestiona y nos cuestiona.
¿De dónde surge la necesidad de preguntar por la cuestión del preguntar? ¿la necesidad es la que nos posibilita (dispone) a pensar o es el pensar la posibilidad del poder-brotar la necesidad-deseo que nos dispone ?
Pensar la cuestión del preguntar, nos dice Heidegger de diversos modos a lo largo de sus textos de enseñanza, es cuestionar el modo en que nos relacionamos con lo aún no recibido, con lo que adviene, un modo de leer y de interpretar que nos señala o nos interpela en el estar-ahí (ex-sistiendo). La pregunta, entonces, pone la distancia necesaria para ver y oír: «alejarse de los caminos pensados, asumir la muerte, despedir lo sido, prepararse al advenir» recorrer la distancia y preparar el salto fuera de toda cobertura. Un preguntar que sea ahondamiento, un intento de descubrir lo aun no pensado ni recibido, dentro de lo pensado y lo dicho. Entonces, el preguntar por la cuestión del preguntar es lo primero en el camino del pensar.
El pensar que cuestiona, es un pensar que quiere saber, un querer que no es un desear poseer sino un querer que es poner “toda su existencia” en ese querer, el querer como aquello “en virtud” de lo cual algo puede llegar a ser: el ser como aquello que hace capaz -lo posible-, lo por-venir. Por eso este acto de preguntar no es en sí mismo un proceso cualquiera sino un suceso relevante que Heidegger llama: acontecimiento: «con tal preguntar se produce necesariamente una repercusión sobre el preguntar mismo desde aquello que fue preguntado e interrogado. Este preguntar es un acontecimiento, ella misma se introduce de golpe en la búsqueda de su propio porqué» (Heidegger, M.(2003) La proposición del fundamento. Serbal)
La busca que reúne pensamiento y exsistencia, un encaminamiento o estar encaminado hasta donde alcance el coraje o voluntad, por tanto, un estado de animo que determina una acción. La busca como modo de comportarse y de avanzar (ir) de alguien que se inter-roga porque la pregunta se ha transformado en deseo del pensamiento. No es ir a la búsqueda de un fundamento, la interrogación habitual es la que busca el fundamento (el fundamento del ente en tanto que es lo existente) pero no así la pregunta de un pensar preparatorio. La pregunta pensada como la cuestión del pensar preparatorio, nos dispone (inclina hacia) ese inter-rogar que nos pone en relación con lo ya dicho y pensado, nos pone en diálogo con los compañeros, con el maestro, con aquel que habla en el texto escrito. Y, en tanto rogar, como el poner con humildad y favor la inquietud y el deseo de saber, sabiéndonos en la des-protección de los sin fundamento.
Pero, ¿dónde se prepara la pregunta? ¿Cómo se hace la pregunta? En este ir al paso del pensar que piensa la cuestión del preguntar, es estar ya en la instancia del ser-ahí, el ámbito que nos circunda y nos dispone, la pregunta se prepara en esta disposición.
Hagamos la pregunta que debe desenvolverse, desplegarse para que en su desplegarse se abra el espacio-instancia que posibilita caminos para una respuesta, una respuesta que sea la transformación de un pensar y no de un enunciado sobre un contenido.
Prestemosnos a escuchar lo que llega a la palabra en la pregunta que habita en la cercanía de lo digno de ser pensado