El Palacio de los Tres Ojos. Joan Manuel Gisbert

Una hermosa fábula narrada para niños/as donde prevalecen la inocencia y la bondad, la necesidad del amor y el cuidado al prójimo como fundamentales para lograr el bien común.

Con personajes principales que podríamos definir como antihéroes, porque ninguno de ellos tiene un poder que les permita controlar la situación, todos lo contrario, las situaciones que viven los superan, son personas que podemos incluso definir como débiles y ante todo marginadas. Personajes que son objetos de burla, de envidias y de celos o poco respetados y valorados a pesar de la confianza que se pueda tener en ellos, están al margen de la sociedad, literal y metafóricamente hablando, porque están así definidos en la obra, uno vive en el margen del río, y el otro lejos de la sociedad en los limites profundos del bosque. Pero será justamente esta marginalidad, esta condición de antihéroes lo que los llevará o los elevará a su condición de seres únicos y necesarios para la sociedad.

Un relato dinámico gracias a la habilidad del autor para manejar la expectativa y el suspense, recurso que siempre se agradece porque no solo capta el interés del lector sino que nos permite trabajar en los talleres con la anticipación, con el compromiso del lector hacía el texto y la necesidad de vincular lo leído con lo que vendrá.

Michel Foucault, en “Trasfabula” (De Lenguaje y Literatura, 1996, p.215), nos dice: « Tras los personajes de la fábula los que se ven, que tienen un nombre, que dialogan y a quienes les ocurren las aventuras reina todo un teatro de sombras, con sus rivalidades y sus luchas nocturnas, sus justas y sus triunfos. Voces sin cuerpo se baten para contar la fábula». Mi propuesta con los chicos/as en el taller fue buscar estas sombras, estas voces, y descubrimos juntos una riqueza ética y política que nos permitió luego crear, como ejercicio literario, un estado y una sociedad civil, desde la reflexión y el dialogo creamos un mundo ideal. Realizamos básicamente un juego de afabulación, ficcionamos la realidad para poder comprenderla mejor.